Esto es lo que ocurre cuando se aplica un modelo climático a las actuales tendencias en temperatura y precipitaciones. Los objetivos del Acuerdo de París no se cumplen ni de broma
El año 2050 no está tan lejos.
Para entonces, puede que los coches contaminantes lleven décadas sin entrar en
el centro de las ciudades, puede que toda la electricidad que se necesite proceda
de fuentes renovables y que cada edificio sea inteligente, neutro y acabe
absorbiendo más CO2 del que alguna vez generó. Pero aun así, nada
nos garantiza que no acabemos sufriendo las peores
consecuencias del cambio climático.
El
Acuerdo de París suscrito en diciembre de 2015 tenía el objetivo común de que
la temperatura del planeta en 2100 no superara los 2ºC con respecto de la época
preindustrial. Más recientemente, la ONU exigió aún más esfuerzos para reducir este aumento
hasta los 1,5ºC. Lográndolo, se evitarían consecuencias tan indeseables como la extinción
de especies, pérdida de litorales o una mayor probabilidad de fenómenos
extremos como olas de calor, sequías o inundaciones, como las recientemente acontecidas
Aún no sabemos qué harán los 195
países, pero sí podemos adivinar qué ocurrirá si las cosas siguen como hasta
ahora. Sabíamos que con la reducción de emisiones a la que se comprometieron
los distintos países en París, la temperatura a nivel global en
2100 aumentaría en 2,6ºC.
El trabajo se sitúa en el peor escenario posible si
en el futuro siguiéramos manteniendo una dependencia de los combustibles
fósiles. Claro que tampoco es que este escenario sea totalmente descabellado.
NUEVO MAPA DE PRECIPITACIONES
En 2050, las precipitaciones que probablemente se distribuirán irregularmente, "por lo que los fenómenos de inundaciones asociados a gota fría se harán más intensos y frecuentes". "Las lluvias se harán más escasas precisamente donde más llueve, alcanzando reducciones máximas en la Galicia interior. La imagen histórica de bosques mixtos caducifolios y prados que viene a la cabeza al pensar en Galicia podría dar paso a una estampa de bosques más parecidos a los que actualmente observamos en el mediterráneo.
Si el objetivo es no aumentar la temperatura en 1,5ºC, no se cumpliría, ya que se pasaría de largo las previsiones incrementando sus temperaturas hasta los 3,1ºC.
Según uno de los escenarios más negativos posible en caso de no
reducirse el actual ritmo de emisiones atmosféricas, "el incremento será
mayor principalmente en las áreas más interiores, con máximos, donde no
bajará de los 3ºC de incremento", dice el estudio.
Para evitar, o al menos
atenuar, estas consecuencias, el volantazo deberá ser muy
serio. Precisamente ayer, el Parlamento Europeo solicitó a la
Comisión una estrategia de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero
para toda Europa en el año 2050.